A Jaime Gil de Biedma
Que la vida iba en serio
uno, maestro, lo comprende cuando
sientes que el dolor se te hace carne
y las tardes empiezan a ser tristes.
Y los grandes amores se convierten
en esa tos a las tres de la mañana,
y el cansancio
es el pan de cada día.
Cuando ya no te llaman por teléfono
más que voces de eléctricas y bancos,
y una joven muy bella por la calle
te cede el paso al subir al autobús.
Y sientes que la noche es enemiga
de versos y de besos,
y te mueres
a solas con recuerdos de otro cuerpo.
Entonces tú comprendes que la vida
ya no está en el presente,
y el futuro
es aquello que nunca conseguimos.
Iba en serio la vida.
Y ahora mismo, ahora lo comprendes:
Envejecer, morir eran tan sólo
las dimensiones del teatro.