miércoles, 26 de marzo de 2014

La vida.





No es la primera vez que hago referencia a Rodolfo Serrano en este foro. Tal vez sea porque me identifico con esa manera de escribir que tiene, muy descriptiva, añorante y en ocasiones impregnada de esa voz de derrota que la vida otorga cuando te golpea...


La vida

Estas cosas, amigo, aunque nos cueste,
son, sin duda, las reglas de la vida.
Yo puedo recordar, sin ir más lejos,
su sonrisa radiante cuando ella
llegaba a nuestra cita. Y sin esfuerzo
sentir aún sus labios como el vino,
y sus manos abriendo mi camisa.


Y el aliento quemándome los labios,
su voz de mar, el tierno sobresalto
de sus piernas abiertas a mi carne.
Puedo, incluso, volver a estremecerme
en la espesa batalla de los cuerpos,
y oír su corazón como si fuera
el mágico rumor de mil tormentas.


Está todo en mis venas. Si me apuras,
podría sin esfuerzo revivirme
en cada una de todas sus palabras,
revivir el cansancio de la carne,
tras el amor. Contarte como eran
las gotas de sudor entre sus pechos,
y la humedad del pubis en mi boca.


Y sin embargo, ¿qué quieres que te diga?
El tiempo vence a todo. Nos derrota
sin compasión, terrible y brutalmente.
Porque un día la encuentras en la calle,
te besa fugazmente la mejilla,y sonríe –“me esperan”- y se marcha.




1 comentario:

  1. José Manuel Caballero Bonald:

    Y tú me dices
    que tienes los pechos rendidos de esperarme,
    que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,
    que has perdido hasta el tacto de tus manos
    de palpar esta ausencia por el aire,
    que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

    Y tú me lo dices que sabes
    que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
    de lastimar mis labios con la sed de tenerte,
    de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
    una nueva manera de rescatarte en besos
    desde la soledad en la que tú me gritas
    que sigues esperando.

    Y tú me lo dices que estás tan hecha
    a esta deshabitada cerrazón de la carne
    que apenas si tu sombra se delata,
    que apenas sí eres cierta
    en esta oscuridad que la distancia pone
    entre tu cuerpo y el mío.

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